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| Portada de la iglesia de la Cartuja de Jerez. | 
El pasado martes, día 18 de abril, Manolo Romero Bejarano ofreció una interesante disertación sobre el pasado del monasterio de la Cartuja de Nuestra Señora de la Defensión en Jerez. Un repaso al pasado y una mirada al presente. Fue en la sede del Ateneo de Jerez que tantas actividades hace en favor de la cultura en la ciudad.
Lo primero que hay que destacar es la gran cantidad de
jerezanos que se dieron cita en la conferencia. Se llenó la pequeña sala donde
se iba a dar la disertación y la sala de la biblioteca que también su puso a
disposición del público asistente. Aun así, muchos fueron los que tuvieron que
irse sin poder escuchar la conferencia. También se ofreció a través de internet
en directo. 
Manolo Romero conoce perfectamente toda la historia de este
gran cenobio jerezano. Tanto es así que llama la atención que el Doctor en Historia del Arte no uso ni tan
siquiera una anotación. Todo al hilo del pensamiento. El repaso de su
historia fue pormenorizado y muy interesante. Pasando incluso a explicar la
vida ascética de los monjes cartujos que durante siglos ocuparon este gran
conjunto monumental. 
Destaco de la conferencia la famosa piscina donde se criaban
los galápagos y con los que los monjes cartujos hacían una sopa que tenía
cierta fama en los alrededores. Los cartujos tienen prohibida la ingesta de
carne (tan solo se permite comer carne el Domingo de Pascua de Resurrección) y
con estos animales que originariamente los encontrarían en el río Guadalete
hacían este preciado manjar con el que deleitaban en el refectorio una vez por semana, domingo, que era la única jornada en
la que la comunidad comía junta. 
Desde la construcción del complejo arquitectónico tras la leyenda de la batalla de Sotillo,
pasando por el gran mecenas Álvaro Obertos de Valeto, cuyos restos se encuentran
enterrados en la nave central de la iglesia. 
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| Interior de la iglesia del monasterio. | 
Un monasterio es de planta renacentista y mantiene auténticas joyas como la portada de la iglesia que, según Manolo Romero, se estudia en muchas universidades del mundo como ejemplo a seguir del estilo antes mencionado.
El monasterio de Nuestra Señora de la Defensión sufrió el
expolio de la invasión francesa y, posteriormente, fue expropiado a la Orden de
los Cartuja como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal. Durante
décadas, el monumento es pasto del vandalismo. Sin embargo, gracias a la labor del arquitecto jerezano
Francisco Hernández Rubio, la Cartuja jerezana se pudo recuperar tras
algunas importantes reformas. En el año 1948 los cartujos volvieron a su casa
en Jerez. Y ahí estuvieron durante cincuenta y dos años hasta que deciden dejar
el monasterio. Tuvo que ver mucho en la decisión que ya el cenobio era de
titularidad estatal, concretamente pertenece al Ministerio de Hacienda. 
El Obispado de Asidonia-Jerez, en el año 2000, da el visto
bueno para que la Orden de las Hermanas
de Belén ocupe el monasterio. Con ellas ha llegado la polémica por el poco
respeto que mantienen del conjunto monumental que está catalogado como Bien de
Interés Cultural y también es Monumento Nacional desde el siglo XIX. 
Romero Bejarano denunció las tarimas colocadas hace pocas
fechas en la solería del siglo XVII de la iglesia así como algunos objetos
sospechosos que poco aportan el conjunto monumental como una especie de
baldaquino posmoderno que se pudo ver a través de unas instantáneas. 
La recuperación de este monumento y el continuo cuidado que
necesita es un gran problema al que nadie parece querer ponerle el cascabel. La orden de las hermanas parece que hacen
ya bastante con habitarlo, la Junta de Andalucía carece de políticas de
recuperación del Patrimonio de la región y el Estado tiene mejores nichos para
colocar el dinero de los presupuestos en lugar de en un monasterio viejo y
perteneciente a otros tiempos. 
Le damos la enhorabuena
a Manolo Romero Bejarano por su disertación y por el continuo compromiso
por la conservación de todo el patrimonio jerezano, en especial el de esta
Cartuja de Nuestra Señora de la Defensión que Jerez presume, todavía, de tener.


