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| Hawks, en el rodaje, junto a Elsa Martinelli y John Wayne. | 
No sé la razón por la que siempre pensé que el gran Howard
Hawks hacía películas por encargo. Posiblemente porque durante décadas siempre
se le tachó de un cineasta simplemente correcto y ágil. De un tiempo hasta esta
parte, he estado visionando su filmografía y no podía estar más equivocado. Dejando
a un lado que Hawks producía sus propias películas —con lo que ya demostraba
que quería controlarlo todo y que hacía lo que le tentaba— y que nunca estuvo
amarrado a un gran estudio, sus películas son el resultado de una personalidad
muy definida que ha venido repitiendo una y otra vez en su obra. Siempre se ha
dicho que los novelistas cuentan su propia vida en sus obras. Con el cine de Howard
Hawks posiblemente ocurre de la misma manera. 
Ayer tuve el placer de disfrutar de ‘Hatari’. Película que estrenó
en el año 1962. Con ‘Hatari’, Hawks vuelve a construir un compendio de todo su
cine. Algo que ocurriría tres años antes con ‘Río bravo’. La película la vi
hacía muchísimos años. De joven. Y como era un barbilampiño tuve la sensación de
que era un poco pesada con tantas escenas de acción. Ahora, peinando canas, no
solo me gustó sino que me ha entusiasmado. Como comentaba anteriormente, la
película no deja de ser un nuevo repaso a sus temas favoritos. No quiero
destrozar la película con un absurdo spoiler porque quizá el lector ha tenido
la suerte de no haberla visto nunca —posiblemente ayer me ocurrió algo parecido
porque fue como descubrir algo nuevo—. La historia narra la vida de un grupo de
hombres —con un personaje femenino a la que tratan como si fuera una niña— que
se dedican a cazar animales en África para destinarlos a los distintos
zoológicos del mundo. Su trabajo, su vida diaria y la incursión de otro
personaje femenino (Elsa Martinelli en el papel de Anna Maria "Dallas") que es una fotógrafa enviada por un zoológico y que descubre todo un mundo de aventuras y sentimientos encontrados en el contexto de la vida extrema del grupo. Eso es todo. 
Pues con este material tan simple, Howard Hawks vuelve a reflejar los valores que en gran parte de su filmografía ha descrito tan bien: la camaradería, la lealtad, la amista sincera, el compañerismo, la profesionalidad por encima de todo y hasta —si se me permite— un sincero amor entre los personajes masculinos. En una secuencia se denota este hecho que raya en la homosexualidad cuando el grupo vuelve a casa con todos borrachos y cantan en la cabina de la camioneta. John Wayne abraza a Red Buttons de una manera que parece no ser gratuita, aunque todo queda en un guiño simpático. Por cierto que debo decir que si la película tiene un pero es precisamente la incursión de este actor como personaje entrañable y cargado de gags para introducir esas dosis de comedia que nunca faltaron en las películas del maestro. Y es que haber incluido al gran Walter Brennan en ‘Tener y no tener’ y en ‘Río bravo’ es un peso complicado de superar. Qué pena que Brennan no sirviera para la historia africana al tener ya sesenta y ocho años. Además el personaje de Burtons tiene otros aspectos para los que era necesario ser joven.
Hawks expresa felizmente el peligro al que se enfrentan cada
día este grupo de aventureros cazando animales y cómo todo se aglutina en distendidas
veladas donde corren los cigarrillos, las risas y, sobre todo, el güisqui. 
El personaje de Elsa Martinelli vuelve a reflejar la mujer
puramente ‘hawkiana’. Autosuficiente, siempre elegante, moderna, con un toque
encantador de descaro y con el atrevimiento suficiente como para llevar a cabo
las mismas labores que hacen los hombres. Por otro lado, John Wayne está
sublime en el personaje de líder que sabe darle a cada uno lo que necesita
mientras vela por la unidad del grupo. Ese padre de todos al que respetan casi
con veneración.
‘Hatari’ bien podría ser la revisión que hace el mismo
director de otra de sus grandes obras como es ‘Solo los ángeles tienen alas’. Un
compendio del peligro de la vida —Hatari significa precisamente peligro en suajili—
así como de la casi obsesión de Hawks por ser un buen profesional en aquello a
lo que te dediques. El tío Howard siempre vio con cierto asombro como la
crítica y algunos cineastas franceses encumbraban su obra cinematográfica tras
años habiendo sido respetado por el mundo del cine pero sin pasar de ser un
autor ‘correcto’. En alguna ocasión dijo que le alagaba mucho ese affair de los franceses con su cine ya
que él solo había sido un buen profesional que tenía como premisa una clave
que, ciertamente, no le falló: Rodar sus películas de la manera que a él
gustara. “Si me gusta a mí le gustará al público”, afirmó siempre. 
En definitiva solo quiero expresar el soplo de aire fresco
que recibí ayer al ver ‘Hatari’ del maestro Howard Hawks. E invitar a quien la
haya visto que la repase; y a quien no la haya disfrutado que está de enhorabuena.
No dude en verla y disfrutarla como lo que es: una obra maestra del cine de
aventuras. 



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