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domingo, 25 de junio de 2023

Ferrera indulta al toro de Victorino Martín, Veronés, en una gran tarde de toros en Algeciras

El toro 'Veronés' humillando ante la muleta de Ferrera. Foto.- Eva Morales


Salieron triunfadores los otros dos actuantes, Manuel Escribano y Miguel Ángel Pacheco, gracias a las francas opciones que brindaron los toros de la antigua vacada de Albaserrada

Ganadería.- Seis toros de Victorino Martín, desiguales de presentación y juego. Destacó sobremanera el extraordinario pitón izquierdo del cuarto, de nombre "Veronés", número 21, de 535 kilos, que fue indultado, y también el buen quinto, de nombre "Mindango", número 15, de 492 kilos, premiado con la vuelta al ruedo. Con mucha clase pero justitos de fuerzas los dos primeros y el sexto; exigente que acabó orientado el tercero.

Antonio Ferrera, de grana y oro: estocada (oreja); simuló la suerte suprema tras el indulto (dos orejas y rabo simbólicos)

Manuel Escribano, de gris plomo y oro: estocada y dos decabellos (aviso y ovación tras petición de oreja); dos pinchados, media y descabello (dos orejas tras aviso).

Miguel Ángel Pacheco, de rosa palo y plata: estocada contraria (oreja); estocada y descabello (oreja tras aviso).

El suceso de la función ocurrió en el cuarto toro, que ya de salida mostró que se rebosada, y de qué manera, por el pitón izquierdo. Lo puso muy de lejos Ferrera en el caballo y el "victorino" se arrancó apretando en el peto. El izquierdo era tan bueno que el quite se lo hizo por ese pitón a la verónica.

Ferrera, en un siroco raro, se subió a las tablas y de ahí, trepando como un gato, hasta la delantera del tendido para saltar y buscar al maestro Ruiz Miguel que estaba en una radio retransmitiendo y brindarle la faena. Inverosímil el hecho.

Y del tendido al ruedo para torear por naturales. Estaba claro que era un pitón para la entrada de un cortijo. Mano baja y temple en los medios. El toro hacía el avión y Ferrera lo exprimió todo lo que tenía, muy jaleado por el público algecireño, que empezó a pedir el indulto con fuerza, pero Victorino Martin, que estaba en el tendido, hizo claros gestos de que lo mataran, que no le valía.

Pero la gente estaba tan enloquecida que dio igual, siguieron haciendo presión al palco hasta que al presidente no le quedó otra que sacar el pañuelo naranja para contentar a todos: torero, público y también ganadero, que acabó dando a vuelta al ruedo junto la Ferrera y el mayoral de la ganadería. Otra cosa es si 'Veronés' llegó a la finca de vuelta o si fue apuntillado en los corrales. Un toro que no le vale para padrear al ganadero tiene un destino claro. Secreto que no se sabe si algún día se descifrará.

El "victorino" que abrió la tarde era un dije, que se dice en el argot, un toro bien hecho, armónico, enseñando las puntas, pero que en los primeros lances con el capote enseñó su faltas de fuerzas, aunque quisiera siempre descolgar y coger los capotes por abajo. Ferrera lo intentó en una faena de largo metraje, en la que los trasteó por los dos pitones y hasta logró algunos muletazos por el izquierdo con más artificio que ortodoxia. Cortó una orejita.

Escribano recibió a su primero con una larga cambiada de rodillas y en los primeros lances el ‘victorino’ ya echó las manos por delante, demostrando también una clara falta de fuerzas. Una pena porque también éste guardaba mucha calidad dentro. Banderilleó el propio matador con solvencia y en la faena de muleta el sevillano tuvo que tirar del recetario de los toros blandos: medios muletazos a media altura para no molestarlo.

A portagayola se fue Escribano para recibir al quinto. Pasó como un tren y remató a la verónica. Escribano, tras banderillear, cimentó su faena con solvencia. El toro era boyante y arrastraba el hocico por el albero, sin embargo, cuando le apretó por abajo se afligió un poco e hizo un amago de irse a las tablas.

Pero el sevillano le tapó muy bien los defectos. Gran toro y muy bien Escribano. Hubo otra leve petición de indulto de un público que ya estaba en trance. Pero el torero entró a matar y, aunque lo pinchó, acabó cortando las dos orejas de un toro premiado con la vuelta al ruedo.

Feote fue el tercero de la tarde: muy chato y bizco del pitón izquierdo. Miguel Ángel Pacheco arrancó su faena con soltura llevándoselo al tercio. A partir de ahí comenzaron las dudas. No se la dejaba muerta (la muleta) al final del viaje y el toro se fue orientando hasta que le ganó la pelea buscándolo en cada lance. Se vio desbordado quizá por la falta de oficio. Cortó una orejita gracias al calor del paisanaje.

El sexto era un mozo. Muy guapo de lámina. También salió cortito de fuerza. Empujó con fijeza en el peto del caballo, como toda la corrida. Pacheco inició el trasteo por bajo hasta los medios. Fue una lástima la falta de fuerza del "victorino" que doblaba las manos en cuanto lo obligaba. Una faena que no pudo tener solidez. Estocada entera y un descabello. Oreja tras aviso.


De Justo y Galván triunfan en Algeciras en la corrida concurso

Paseíllo en Algeciras. Foto.- Eva Morales

Ambos diestros triunfan en una corrida concurso en la que el toro 'Toledano' de Salvador Domecq fue el más bravo

Corrida concurso de ganaderías de encaste Domecq. Lidiados en el siguiente orden: Juan Pedro Domecq, descastado y deslucido; Jandilla, manso que embiste; Torrestrella, deslucido y con peligro sordo; El Torero, bravo en el caballo e inédito en la muleta; Salvador Domecq, sin fondo; y Lagunajanda, rebrincado y deslucido.

Morante de la Puebla, ovación con saludos y silencio.

Emilio de Justo, oreja tras aviso y oreja.

David Galvan, oreja y dos orejas.

Incidencias.- En cuadrillas, Ángel Otero saludó tras banderillear al primero. La plaza registró media entrada en los tendidos. 


La plaza de Las Palomas esperaba el concurso de ganaderías de encaste Domecq encaramada sobre la bahía del Campo de Gibraltar. Muchos aficionados merodeaban alrededor de la escultura dedicada a Miguel Mateo ‘Miguelín’ en la zona de la Puerta Grande. Algeciras taurina que cada año celebra sus corridas en la segunda quincena de junio. Un coso adelantado en lo que a lo arquitectónico se refiere cuando hace cincuenta y cuatro años se inauguraba con la melancolía siempre puesta en aquel coso de La Perseverancia que habitó hace décadas y que siempre se dijo que era una preciosidad. Los que nacimos por aquellos años en los que se inauguraba la moderna plaza algecireña no tenemos referente de aquella que tuvo que ser una maravilla: La Perseverancia. 

El primero de Juan Pedro ya dobló las manos en los primeros lances que le propuso Morante. Entró tres veces al caballo de lejos pero protestando y sin fijeza. Se salió a la raya del tercio muy torero el sevillano con muletazos por alto para no someter al blando toro de Juan Pedro. A partir de ahí, vinieron una serie de naturales con la mano alta. Deslucido el toro y pocas opciones para la hondura. Una faena que no pudo tomar vuelos. Media estocada y dos descabellos.

El cuarto era girón de pelo y llevaba el hierro de El Torero. Recargó en el peto pero sólo lo dejaron ir dos veces. Morante no le tocó las teclas al toro si es que las tenía. Se le vio incómodo en una faena que comenzó en los tendidos de sombra y finiquitó en la parte opuesta. Faena sin guion. De no estar a gusto. Otra media estocada.

Emilio de Justo lidió en primer lugar a un colorado de Jandilla, altote y largo. Lo recibió a la verónica rematando en la boca de riego con la media. Entró dos veces al caballo sin pelear. De Justo le propinó un quite por chicuelinas muy aplaudidas y tras las banderillas, donde apretó mucho para los adentros, el extremeño se abrió hasta los medios con bellos muletazos por bajo y trincherazos.

La belleza continuó en los redondos cargados de estética, desmayándose en cada embroque. Una faena que tuvo series con la derecha hasta que el de Jandilla se rajó cuando el torero la tomó con la izquierda. El toro fue el clásico 'mansito' que embiste. Media estocada que agarra y oreja.

El quinto llevaba el hierro de Salvador Domecq. Precioso fueron los galleos de De Justo para llevarlo al jaco, donde fue dos veces al con alegría y empujando. Pero el palco cambió el tercio incomprensiblemente. Tendría ganas de abreviar el usía.

Brindó a Galván el torero de Extremadura y se lo llevó casi a los medios para arrancar con derechazos sin querer atacarle demasiado. Consintiéndole porque el toro daba un tornillazo cuando se le bajaba la mano. Tuvo que echar mano de la técnica y de andarle en las cercanías. Estuvo por encima del burel. Lástima del bajonazo que le propinó. No obstante sirvió para cortar una oreja.

A Galván le tocó un toro de Torrestrella que era el tercero. Bien presentado. Hondo y amplio. Empujó en el caballo yendo hasta tres veces, aunque pensándoselo mucho. Galopó en banderillas y el gaditano arrancó al hilo de las tablas por alto. Se lo llevó a los medios pero el toro sacó cierta tendencia a las tablas e iba con la cara a media altura. Muy deslucido. Poco pudo hacer David Galván. Solo voluntad. Media tendida y dobla y oreja.

El último de la tarde fue un castaño de Lagunajanda al que recibió con verónicas emocionantes. En el caballo apenas se le vio. Fue al relance en el primer encuentro y de largo y con clase en el segundo. Galván pidió el cambio y no se le pudo ver en un tercer encuentro.

Quizá olvido que estaba en una corrida concurso. En la faena de muleta el toro se quedó muy rebrincado e iba con la cara a media altura. Galván estuvo muy firme a pesar del molesto rebrinqueo. Muy templado y aseado. Finalmente hubo circulares invertidos para calentar los tendidos. Lo mató de un buen estoconazo. Dos orejas.


lunes, 12 de junio de 2023

Un toro bravo indultado de El Torero en la corrida de la Manzanilla en Sanlúcar

Paseíllo en la plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda


‘Esturión’, Nº77 y de 485 kilos de peso fue indultado por Emilio de Justo mientras que Morante, entre destellos, cortaba dos orejas

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de El Torero, desiguales de presentación y juego. Inválido y a la defensiva, el primero; encastando el segundo; con clase el tercero; con tran
smisión el cuarto; bravo y bueno el quinto, de nombre Esturión, número 77, negro de capa, nacido en enero de 2019 y de 487 kilos, que fue indultado; y sin clase y deslucido el sexto. 

Morante de la Puebla, de tabaco e hilo blanco: pinchazo, casi entera atravesada y tres descabellos (silencio); bajonazo (dos orejas). 

Emilio de Justo, de corinto y azabache: estocada tendida (oreja); simuló la suerte suprema tras el indulto (dos orejas y rabo simbólicos) 

Juan Ortega, de verde botella y azabache: estocada baja (palmas); bajonazo (silencio). 

La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde agradable.

Sanlúcar no pierde sus esencias. Las taurinas tampoco. Es siempre un gustazo acudir a la plaza de El Pino a disfrutar de los toros. Un lugar donde todavía se puede percibir ese olor a campo puro y a pueblo seguro de sus propias raíces. Su aire de poniente y sus atardeceres en la desembocadura ya valen un imperio. Si además se añade la pasión de sus gentes, el ‘pescaíto’ frito único de sus bares y la atracción de sus calles, Sanlúcar no deja de ser uno de los lugares más sacrosantos del mundo. Si encima vas a ver un cartel de lujo con una ganadería de tronío, el plan está hecho. Y todo volvió a salir de dulce de monjita del convento de las dominicas, donde el tocino de cielo sabe a ‘boccato di cardinale.

Pero yéndonos a la lidia ordinaria que arrancaba a las siete en punto a pocos metros donde el Guadalquivir se despide de la madre Tierra para entrar de lleno la inmensidad del mar, digamos que el diestro Emilio de Justo indultó a un gran toro de El Torero, de nombre Esturión, en el segundo y último festejo de la feria de la Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, y ha salido a hombros junto a Morante de la Puebla, que desorejó a su segundo oponente.

El episodio de la tarde llegó en el quinto toro, con el que De Justo destacó de primeras en un quite por chicuelinas. El arranque de faena fue explosivo, con ayudados por bajo cargados de empaque ante un toro bravo y de emocionantes acometidas.

El extremeño se entregó ya con una serie de redondos de mano baja, llevándolo muy templado. Con la izquierda se desplazó también con clase el de El Torero, aunque por ahí hubo menos comunión, lo que suplió De Justo rápidamente echándose nuevamente la muleta a la diestra para romperse totalmente con el animal, que fue siempre a más, como la faena.

El público comenzó a pedir el indulto hasta que el presidente confirmó con el pañuelo naranja. Gran toro de El Torero y emocionante faena de De Justo, que antes ya había sumado un trofeo de un segundo de corrida también encastado.

El cacereño recibió a este toro con una larga de rodillas, delantales y verónicas con cierta plástica hasta llegar al centro de la plaza y rematar con dos medias. En el encuentro con el caballo el toro recargó encelado con fuerza en un puyazo largo.

De Justo brindó al público y arrancó su faena casi al hilo de las tablas con ayudados por bajo que remató más allá de la segunda raya del tercio. El toro fue encastado, pero moviéndose rebrincando hasta que el extremeño lo metió en la muleta.

Con la mano izquierda se le coló en el primer muletazo. De Justo apostó por la diestra y en las cercanías le arrancó dos series más voluntariosas que cargadas de esencia. Tras una estocada tendida, se agarró al piso el de El Torero y, reculando, buscó la boca de riego para echarse. Oreja.

El primero de Morante fue un inválido que empujó con un pitón en el caballo y se defendió en los capotes. El sevillano sacó lo poco que tenía el toro a base de esperarlo mucho con la muleta retrasada, pero duró poco el trasteo ante la falta de clase y pujanza del astado. Silencio.

Morante arrancó en el cuarto de la tarde con muletazos por alto. Su faena la cimentó con la derecha, aunque sin llegar a acoplase al toro que reponía entre los muletazos. Una serie con la izquierda animó algo más el trasteo, aunque sin ligar.

Y a la vuelta a los redondos compuso la mejor serie mientras sonaba ‘La Concha Flamenca’. Una faena de menos a más con bellos destellos, pero sin conjunción. Finalizó con derechazos de frente y un bajonazo feo. Dos orejas.

Bonitas fueron las verónicas con una rodilla en tierra de Juan Ortega a su primero. Tras un largo puyazo el toro se desplazó bien en la brega de banderillas. El sevillano comenzó con muletazos por bajo mientras que el de El Torero se movía con cierta clase. A partir de ahí la faena se desarrolló entre enganchones y probaturas hasta quedar en la nada. Lo pasaportó con un espadazo bajo. Palmas.

El sexto fue un toro sin clase y deslucido con el que Ortega no se entendió, tanto que hasta se le vio desbordado por momentos. Remató con un bajonazo feo. Silencio.

Sobre este blog

Un blog como nueva forma de Jerezania

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