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lunes, 9 de mayo de 2022

Morante se transfigura y se convierte en el Rey del toreo actual

Foto - Diario de Sevilla.

Ya he hecho la digestión tras lo ocurrido en Sevilla estos días. No voy a hablar sobre si la Maestranza está perdiendo el caché que siempre ha tenido o si sigue siendo la dueña de los silencios del toreo. Este artículo lo leerán buenos aficionados con opinión y criterio. Cada uno pensará lo que crea más oportuno.

Además, tras el debate surgido, sobre todo en las redes sociales, sobre si la plaza de toros de Sevilla ha entrado en una espiral de triunfalismo, Morante llegó, vio y venció. Y se convierte en el César del toreo actual. No cabe duda alguna de lo que afirmo.

El pasado año, en el mes de septiembre, el torero de la Puebla del Río también formó un taco en este mismo escenario. Sin embargo, desde mi óptica, que puede ser más o menos acertada, vi que todo aquello se había desproporcionado. Morante estuvo muy bien, pero para cortarle las dos orejas a aquel toro de Juan Pedro… tuve mis dudas. Y yo no lo vi para tanto.

Algo más de medio año ha pasado y Morante no solo revalidó su triunfo, sino que lo engrandeció. Y todo por el toro que tenía delante. Si el del año pasado era un animal pastueño y bonancible, el de Garcigrande del pasado viernes que salió como sobrero era un toro encastado y con mucha transmisión. Y Morante bordó el toreo.

Destaco de esta faena que ya es eterna no la estética, sino la ética de un torero tocado por los dioses. La estética se le presupone a este torero tan artista. Me interesa más la ética porque Morante demostró, una vez más por si no quedaba claro, que es un torero con mucho poder en sus muñecas, valeroso, inteligente en la cara del toro y muy firme. Con una colocación perfecta y con ese valor recio que siempre han tenido las grandes figuras del toreo.

Curiosamente a un toro con tanto carbón lo meció con muletazos por alto al inicio de su faena ¿Quizá una equivocación de estructura al ser un toro tan encastado? Nos quedamos con la duda. A continuación, nació el toreo en redondo. Vigoroso, largo, acompasado, con temple y vuelvo a repetir que muy bien colocado. Pocas veces este tipo de muletazo tan usual se convirtió en tan grande. Hubo también tandas con la mano izquierda de un exquisito trazo. Y sobre todo, hubo ligazón. Algo que le faltó en la faena del pasado mes de septiembre.

El monumento, al menos para mí, vino en dos momentos. En un cambio de mano que improvisa cuando va a rematar una serie por alto y se inclina por tomar la muleta con la izquierda y colocarle un natural cumbre. Por otro lado, cuando le pegó no sé si fueron ocho o nueve derechazos que eran para volverse loco. La plaza se caía y los que lo vimos por televisión nos levantábamos del sofá.

En definitiva, Morante conquista el toreo y se convierte en el actual Rey. La figura de Joselito le sigue inspirando y estamos de enhorabuena. El torero de Gélvez, nos dejó hace ahora 102 años pero sigue su huella y su estela afortunadamente en la tauromaquia actual porque el toreo es eterno. Morante es buena prueba de ello. Por eso, por faenas como la del sevillano el pasado sábado y por la estela de Joselito, el toreo es grandeza.

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