Sanlúcar de Barrameda / Feria de la Manzanilla. Crónica publicada en EFE
Ganadería.- Toros
De Santiago Domecq, aceptables de presentación y de buen juego. Sobresalió el
segundo, al que se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre y el quinto por su
movilidad.
Morante de la Puebla, de grosella y azabache, dos orejas y ovación con saludos.
Roca Rey, de aguamarina y oro, dos orejas y rabo y dos orejas y rabo.
Pablo Aguado, de
azul cobalto y oro, ovación con saludos tras aviso y ovación con saludos tras
aviso.
Incidencias.- Lleno de hay billetes en tarde agradable. Destacaron banderilleando Antonio Gutiérrez, Francisco Algaba en el segundo. Javier Ambel y Paco Algaba, en el quinto. Iván García en banderillas en el sexto.
Manuel Sotelino
Sanlúcar es tierra taurina y se respira torería por los cuatro costados. Su plaza centenaria de El Pino volvía a acoger corridas de toros tras la vuelta a la normalidad; aunque Sanlúcar el pasado año cumplió con su calendario sin problema alguno. En la plaza no cabía ni un alfiler y el cartel era de auténtico lujo. Tres figuras del toreo en un redondel coqueto bañado por la sal marina cercana de la desembocadura del Guadalquivir.
El primer toro lo recibió Morante a la verónica clásica. Una
de ellas fue templada y eternamente bella. Volvió a probar tras el primer
encuentro con el jaco y cinceló tres nuevas verónicas de gran calidad. El toro
tuvo una extraordinaria nobleza y Morante le construyó una faena templada y
cargada de esencia por ambos pitones.
Derechazos largos y una serie de naturales a cámara lenta que fue lo
mejor de su gran intervención. Cadencia
en las muñecas mientas se regustaba en cada serie. Faena importante. Estocada
entera exponiendo y dos orejas.
El cuarto de la tarde fue deslucido y Morante no se quiso
destapar hasta la faena. Una labor encimista
y larga donde hubo retazos con alguna serie más maciza con la izquierda
pero que faltó la continuidad necesaria para tomar altos vuelos. Valorar el esfuerzo que hizo por parte de el
de la Puebla para agradar y mostrar el toro al público. Faena importante de un
pozo que poca agua tenia. Media baja y
tendida y cuatro descabellos.
Roca Rey levantó al público de los asientos en un quite con
dos chicuelinas alternando con sendas tafalleras donde cambiaba el viaje cuando
llegaba a su jurisdicción de forma inverosímil. Tremendo. Estatuarios muy
ajustados y una serie de redondos fue la apertura de su faena. El toro se movía
con clase y largura y Roca Rey se acopló a la perfección con la diestra. En una
serie de naturales el toro se descompuso y el peruano enganchó en dos
ocasiones. Arrimón tan serio que el toro se lo echó a los lomos en una
voltereta muy fea. Ninse miro el torero y finalizó con las distancias más
cortas aún. Cambios de manos, bernadinas y exposición muy seria. Estoconazo y
el toro patas arriba. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro.
El segundo de su lote que hizo quinto, quedo inédito en el
capote a pesar de que se movió mucho. Se lució Francisco Javier Ambel con los
palos y Roca Rey lo recogió con la mano derecha en una serie en corto. Tenía el
toro codicia y transmisión y ya en los medios el peruano le bajo la mano
atacándole desde un primer momento.
Mando y algún que otro feo enganchón que deslucía las series mientras el
toro derrochaba nobleza y raza. Ya en las cercanías Roca se lo pasó muy cerca
en la serie más quizá más importante. Bernadinas finales que calentaron mucho
al respetable. Estoconazo en la bola al encuentro y dos orejas y rabo.
Pablo Aguado quedó inédito en el tercero de la tarde hasta
coger la pañosa. No quiso hacer quite ni destacó en el saludo. El toro renqueaba de atrás pero tenía buena
condición. Por bajo abrió al toro para comenzar entre las dos rayas del tercio
con redondos. A partir de ahí fueron series donde Aguado intentó acoplarse pero
no llegaba esa sintonía perfecta. Le perdía pasos en cada muletazos y faltó ese
paso de más para llegar definitivamente a los tendidos. Pinchazo, media baja,
tres pinchazos más y dos descabellos.
En el sexto de la tarde hubo saludo capotero de Aguado con
torería a la verónica. Fue un toro castaño más alto de agujas y cuajado. Saludó
Iván García tras colocar dos Buenos pares y Aguado brindó al público. Inició
por bajo la faena para darle derechazos con temple y un cambio de manos
grandioso. Con la zurda Aguado colocó una tanda sin ligar pero de bella factura
con un pase de pecho inmenso. Una faena
con momentos de altura. Finalizó con naturales de frente que recordaron al
maestro Manolo Vázquez. Pinchazo y estocada desprendida y tres descabellos. Un
aviso y ovación con saludos.


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