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lunes, 22 de agosto de 2022

La magallánica de Sanlúcar con Miura propicia el triunfo de Chacón, Escribano y Galván

Paseíllo de la magallánica en la plaza de Sanlúcar. Foto - Espectáculos Carmelo


Ganadería.- Seis toros de Miura, muy en el tipo de esta casa ganadera y de juego desigual. Manejable el tercero. Áspero y difícil el primero, muy blando el segundo; frenado y a la defensiva el cuarto; se dejó mucho el quinto; y deslucido el sexto.

Octavio Chacón: pinchazo y media tendida (oreja tras dos avisos); estocada muy tendida y dos descabellos (oreja).

Manuel Escribano: estocada (oreja); pinchazo y estocada desprendida (oreja).

David Galván: estocada (oreja); pinchazo, media y dos descabellos (oreja)

Incidencias.- La plaza de 'El Pino' registró un casi lleno en tarde agradabe. José Luis López "Lipi" saludó tras banderillear al tercero. En la enfermería fue intervenido Octavio Chacón de "cornada limpia en la parte interna del muslo derecho de 20 cms y otra lateral de 10 cms, de pronóstico menos grave".

Sanlúcar de Barrameda acogió la IV edición de la Corrida de Toros Magallánica. Una cita taurina que a pesar de contar tan solo con cuatro años de vida, está calando entre la afición taurina de Andalucía y que cada año está resultando un éxito mayor con gran respuesta de público en el centenario coso de El Pino. Los ingredientes son una ganadería legendaria, tres toreros y un ruedo que se viste de una manera muy especial para recordar que fue Magallanes junto con Elcano los que partieron de Sanlúcar para dar la vuelta al mundo.  

Hay que reseñar que este año se ha superado el aspecto del ruedo sanluqueño gracias a la obra que ha diseñado Joaquín Lara con la colaboración de la pintora alemana Uta Geub que reside en Sanlúcar. Una maravilla.

Abrió la tarde un "miura" alto, grande y muy serio, y que repuso sus embestidas desde el primer capotazo que le dio Octavio Chacón, que tiró de oficio para llevarlo después en la muleta sin molestarle a pesar de lo áspero que era.

Faena argumentada en el pitón derecho, ya que por el izquierdo no tenía ni un pase el animal; pero así y todo lo probó el gaditano, muy por encima y entregado en una de gran mérito donde al final se llevó un brutal revolcón en las manoletinas finales. Paseó una oreja para después pasar a la enfermería donde fue intervenido de dos cornadas en el muslo, que no fueron impedimento para salir a matar al cuarto.

Visiblemente mermado por las heridas que llevaba, Chacón volvió a mostrar su consabida técnica para justificarse sobradamente ante un cuarto muy amplio y descarado de cara, que empujó con fijeza en el peto pero que enseguida empezó a frenarse en los engaños del torero de Prado del Rey, que, en su faceta de lidiador, intentó domeñar perdiéndole algunos pasos la desclasada embestida del toro que siempre fue a media altura. Sumó otro apéndice más.

El primero de Escribano fue un toro más vareado de carnes, abierto de cuerna y echando las manos por delante. Muy blando. Claudicó en el caballo y fue muy protestado. El presidente "se tragó" el pañuelo tras las banderillas y Escribano, por intuición, sacó la muleta y se puso a torear. Faena basada en la izquierda y, aunque el toro apenas pasaba, el de Gerena le pegó una tanda muy despacio. Oreja al canto.

El quinto tenía volumen pero muy poca cara. Se dejó mucho en el recibo del capote y Escribano le hizo un quite por chicuelinas. Toro de buen son y Escribano aprovechó la ventaja de un "miura", que más bien parecía un "juanpedro", para torear en redondo con gusto. Cuando tomó la zurda ya el toro se quedaba más cortito y más soso. Optó el torero por el arrimón para calentar los tendidos. Otra oreja.

Galván le pegó seis verónicas de muy buen corte, hasta la boca de riego, al tercero, que salió con cierta nobleza y acabó dejándose en el último tercio. El otro gaditano del cartel anduvo muy a gusto con él, toreando con aplomo y dejando muletazos de bella factura a lo largo de una faena demasiado larga y premiada con un trofeo tras una efectiva estocada.

El sexto salió con muchos pies. Galván no se lo pensó y le endilgó cinco verónicas arremolinadas. Se arrancó desde los medios en el segundo puyazo. Tras la improvisada capea para banderillear, Galván se fue a los medios con el toro pero se quedaba muy corto y reponía. Muy deslucido.

El De San Fernando hizo el esfuerzo intentando llevarlo tapado para alargar los trazos. Poco más pudo hacer y remató con un desplante de rodillas dándole la espalda. Pinchó y dejó una media que agarró. Descabello que arrea el toro y a punto estuvo de hacer presa y descabello.

La terna ataviada a la usanza. Foto - Espectáculos Carmelo García.


miércoles, 17 de agosto de 2022

Personajes famosos en Bodegas Fundador (antes Domecq)

Desde el siglo XVIII vienen funcionando lo que siempre han sido las Bodegas Domecq, actualmente Bodegas Fundador al pertenecer a un grupo internacional filipino llamado ‘Emperador’.

Las Bodegas Fundador (antes Domecq) son una de las más acrisoladas de Jerez. Su entorno es una maravilla y allí se vienen conservando y se han criado algunos de los caldos más conocidos del Marco de Jerez. Ahora ya no están allí las reconocidas marcas de La Ina, Río Viejo o Botaina. Pero sí se encuentran las madres de los brandis Fundador y todo el elenco de espiritosos que duermen bajo las botas de esta gran bodega.

Con tan solo la visita a la gran bodega de La Mezquita ya merece la pena la visita.

Hace una semana que estuve de visita en Fundador. En un equipamiento amplio se guardan arnés, coches de caballos, sillas y caireles de las antiguas Bodegas Terry, que ahora pertenecen también al grupo filipino. Sin embargo, me llamó la atención un apartado donde cuelgan fotografías de afamados personales conocidos en todo el mundo y que en su día pasaron por las Bodegas de Domecq.

Eran alguno más los que se exponían pero yo he querido hoy publicar alguna de las fotos que hice a las fotos. Valga la redundancia.

Manuel Alejandro.

Alfonso XIII junto al Marqués de Domecq.

El actor Chalton Heston

El científico Alexander Fleming




lunes, 8 de agosto de 2022

Juan Ortega cierra el ciclo de El Puerto con un triunfo 'amable'

Juan Ortega a hombros en El Puerto - Foto.- Circuitos Taurinos.


El diestro Juan Ortega se convirtió este domingo en el último triunfador de la temporada en El Puerto de Santa María con un triunfo amable avalado por la generosidad del público

La carretera


Manuel Sotelino

La carretera cruzaba de parte a parte el pequeño poblado. Sí, la carretera. Con un antes y un después delimitado por un comienzo y un fin. El poblado sabía muy bien la importancia que tenía la carretera. Gracias a ella el poblado había crecido y se había transformado en otra cosa más contundente. 

Prácticamente todos los habitantes estaban de alguna forma vinculados a la carretera. La carretera había brindado prosperidad a todos, y todos vivían de ella. Hasta doña Marina, la más anciana de todos los vecinos, que consiguió vivir gracias a la carretera, pues en un principio ocupaba el puesto de señora del registrador de la propiedad. Pero para cuando el registrador de la propiedad decidió transitar de este mundo al otro, doña Marina logró dar el salto al otro arcén y llevó a cabo lo que siempre pensó que era un negocio redondo: abrir una tienda de neumáticos recauchutados. 

Pero además, en el poblado, había gasolineras, tiendas de golosinas para hacer más dulce el viaje de los forasteros, la familia Rupérez, que siempre regentó el hotelito del poblado, y ventas de comidas baratas, taller de capa para un repaso al coche, o el de puestas a punto y control de los niveles del motor. Así que la carretera era tradicionalmente una fuente de riqueza para todos, aunque también de pesadumbre y peligros. 

Como una espada de Damocles, el filo oscuro de la carretera apareció un cinco de mayo de hace ya mucho años. De un tajo seco y violento, la carretera se llevó a Andrés el pastor de cabras. Con él también se fueron hasta ocho de sus cabras, que todo hay que decirlo. Todos los vecinos del pueblo comentaron al día siguiente que aquello había sido una venganza de la carretera contra Andrés, pues fueron muchos los descargos que el famoso cabrero había extendido al Ayuntamiento para que cortaran la carretera de una vez por todas. Sustentaba su criterio en el continuo peligro que el tráfico rodante significaba para sus pobres cabras y sus dos perros pastores —Huracán y Tronío— que todos los días hacían amagos de cruzar la carretera sin prestar la atención debida. Pero lo que Andrés el pastor de cabras desconocía era que tanto un perro como otro tendrían que relamer sus heridas a pie de carretera cuando una hormigonera acabó con la vida de su amo. 

Un día, ocurrió que hubo un accidente a la altura del poblado producida por una fuerte colisión entre dos automóviles. El suceso vino acompañado de vigorosas luces centelleantes que alumbraban el lugar a altas horas de la madrugada. Desde los ventanucos de las casas tan sólo se apreciaban las luces amarillas que se entrelazaban con los azules añil de la Guardia Civil de Tráfico y un extenso papel de celofán para rodear a los heridos, como si fuera una colcha de espejo lánguido o líquido que envolvía todo el sudor, sangre y tristezas. Al fondo se podía apreciar la voz sórdida que da órdenes a través de la emisora de radio instalada en los coches patrulla. Así que para las gentes del poblado no era muy difícil percatarse que la vieja carretera había tenido una mala digestión y había decidido engullirse alguna vida humana. Era la otra cara de la carretera, como un rostro macabro detrás de un regalo envuelto en papel de celofán. 

Pero la carretera también necesitaba de cuidados que no eran intensivos pero que tampoco se podían dejar pasar por alto. Cada cierta fecha, al poblado llegaban los operarios de mantenimiento para asfaltar —si era necesario— o reparar posibles baches o socavones. Uniformados por unos monos de trabajo color amarillo fluorescentes, aquello señores aterrizaban durante unas horas y lograban hasta cortar el tránsito ordinario de vehículos. Una suave mano acariciaba aquella banda gris de asfalto para dejarla más limpia que los chorros del oro. A la caída de la tarde, aparecían otros operarios —esta vez vestidos de naranjas reflectantes— que pintaban rayas continuas o discontinuas así como las recias y blancas líneas de los arcenes. Para las gentes del poblado, aquellos eran como los maquilladores de la carretera. Daban el punto final y remataban el trabajo de mantenimiento. Como estaban tan bien valorados por todos los vecinos —siempre que llegaban era para engalanar y embellecer aún más la carretera— la jornada final de su trabajo se remataba con una pequeña fiesta, donde corría el vino de la tienda de don Eustaquio y las habitaciones del hotelito de los Rupérez estaban a disposición de aquellos “maquilladores maravillosos”. Fruto de aquel frenesí de fiesta y descontención de los denominados bajos instintos, Rodolfo Escámez, funcionario del Ministerio de Fomento que tenía treinta y seis años de edad, sobrepasó el umbral de lo definitivo con Micaela Sarmiento, una jovencita de diecinueve años de edad e hija del secretario del Ayuntamiento de la población, el cual tuvo que dar fe públicamente de que aquel casamiento entre su retoño y el “embellecedor de carreteras” era un ofrecimiento a Dios Nuestro Padre por amor, y no por tener a la espera a un jovencito de nuevo cuño que posteriormente heredaría de su padre el afán y el cariño por delimitar las líneas de los arcenes con un cierto toque de romanticismo artístico. Rodolfo fue feliz con Micaela y Micaela siempre dio una misma respuesta de reciprocidad a su marido. Por eso, pintar la carretera, para las gentes del poblado, era un momento muy importante en el ritmo ordinario de sus vidas. 

Y así fueron sucediéndose los capítulos vitales de la carretera que poco a poco fueron dando vigor y enjundia a la población de forma y manera que llegó un día en el que, como en la teoría del huevo y la gallina, no se supo nunca qué fue primero si la carretera o el poblado. En los viejos anales del lugar jamás se hizo mención a cómo se produjo la concatenación de efectos y causas. De modo que no se supo nunca si aquello fue un poblado construido para dar impulso a la carretera o si, al contrario, fue la carretera un fenómeno posterior que tenía como fin principal unir al poblado con el resto de la civilización “¡Qué más da!” —dijo un día el alcalde. Y así se quedó zanjado aquel asunto. 

Por supuesto que el día de la festividad del pueblo era el de San Cristóbal, patrón de los viajeros y conductores, así que cuando llegaba su festividad el diez de julio, se llegaba incluso a cortar la carretera con la finalidad de que los conductores que pasaran por el viejo poblado se les invitara a tomar una copa que siempre era una exquisita sangría compuesta por frutos del tiempo y el excelente aguardiente que destilaba don Leonardo de sus cepas cargadas de uvas y esencias. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, ya no se solía ofrecer sangría a los conductores, pues es contraproducente beber y conducir. A la llegada de la tarde en la pequeña ermita del poblado, se sacaba en una preciosa parihuela decimonónica a un san Cristóbal que era un doncel guapo y apuesto. Se recuerda cómo un año, en plena procesión, San Cristóbal escupió una lágrima viva y brillante como el crisol. Todas las gentes allí congregadas se pusieron de rodillas ante el santo llorante. Aquel fenómeno logró calmar el anárquico tráfico mientras amainaba la tarde. 

Sólo Dios sabe qué signo Divino fue aquel suceso que dejó perplejo a muchas de las gentes que vivían a kilómetros a la redonda. Algunos vecinos lo achacaron a años de lluvias y prosperidad que debían de venir; otros menos optimistas, pensaron que aquello tenía un significado de final opaco. Exactamente doce meses después de aquel fenómeno, la carretera se había convertido en una pista de aterrizaje de aviones civiles y militares. Las casas estaban vacías y el hotelito de los Rupérez deshabitado y melancólico como el tronco de un árbol seco. La carretera seguía viva y un poco asolada, aguantando los envites de aquellos buitres de hierro que golpeaban sin rubor el asfalto tan cuidado y bien pintado de otros tiempos. Aquello sucedió hace ya muchos años. Y nadie supo nunca qué fue primero: si el pequeño poblado o la carretea.

domingo, 7 de agosto de 2022

Daniel Luque sembró de torería la plaza de El Puerto de Santa María

Daniel Luque a hombros en El Puerto - Foto Circuitos Taurinos

El torero de Gerena sale a hombros tras cuajar una gran faena y cortar dos orejas a un 'cuvillo' de vuelta al ruedo muy discutida. Morante y Roca Rey, de vacío

sábado, 6 de agosto de 2022

Desafío ganadero en la plaza de El Puerto solo para buenos aficionados



  • Manuel Escribano cortó tres orejas y salió a hombros, junto con Alejandro Morilla, en El Puerto de Santa María. 
  • Morilla estuvo a la altura y Rubén Pinar tuvo el peor lote

Ganadería.- Tres toros de Celestino Cuadri y tres de Adolfo Martín, estos en los lugares pares, muy bien presentados todos, pero de mejor y más encastado juego los de Adolfo Martín destacando el segundo de la tarde de mucha calidad y el cuarto, "Baratero", de 545 kilos, que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. A los de Cuadri, muy voluminosos, les faltó fondo excepto el quinto que fue el mejor de los tres lidiados.

Manuel Escribano, de grana y oro: oreja y dos orejas.

Alejandro Morilla, de blanco y plata: oreja en ambos.

Rubén Pinar, de azul pavo y oro: silencio y ovación.

Incidencias.- Menos de un cuarto de entrada en los tendidos en tarde agradable. Saludaron tras banderillear Antonio Ocaña, Francisco Javier Ramos y Ángel Otero saludaron en banderillas.

lunes, 1 de agosto de 2022

La casta que le faltó a La Quinta la pusieron El Juli y Talavante

Talavante y El Juli a hombros - Foto Circuitos Taurinos.


Julián López "El Juli" y Alejandro Talavante salieron este domingo triunfadores en El Puerto de Santa María tras cortar tres y dos orejas, respectivamente, y salvar así la tarde "torista" en la que solo un toro -de vuelta al ruedo- rehuyó la quema ganadera de La Quinta

Sobre este blog

Un blog como nueva forma de Jerezania

  Después de haberle dado algunas vueltas a la cabeza llego a la conclusión de poner fin a lo que ha sido una web que he mantenido durante a...